Para entender a Roma, decía Goethe, hay que estar en Roma (no en vano le dedicó tres meses de su viaje por Italia) y para entenderla bien, vale la pena una buena guía. Este es el propósito de los autores de People and Places of the Roman Past, bajo la edición del profesor Peter Hatlie (Universidad de Dallas).
El libro es una colección de ensayos que combinan historia y recomendaciones de lugares para visitar, cada uno elaborado alrededor de un personaje y su legado en la ciudad. Es así como se empieza recorriendo la ciudad del papa León I y la construcción de la Roma que ha heredado el mundo cristiano; se sigue con Santo Domingo de Guzmán, procedente de Castilla, es fundador de una orden que en la iglesia de Santa Sabina en Roma custodia una de las representaciones más antiguas de la Crucifixión en un panel de madera que puede ser del siglo V o antes, así como un estupendo fresco del siglo VIII de la madre de Dios, Theotokos.
No por repetido, sobra decirlo: Roma es la ciudad eterna. Es la capital del mundo occidental
El papa Clemente, tercer sucesor de Pedro y autor de la Carta a la iglesia de Corinto en el año 96, inspira una detallada visita a su basílica, erigida en el siglo XII pero con orígenes más antiguos. El papa Pablo III se reconoce como artífice de la regeneración del área de Campidoglio, monte Capitolino y la espléndida plaza. Por su parte, Urbano VIII se encuentra en la Roma más barroca, entre los tritones de la Fontana di Trevi, la Basílica de San Pedro y una larga lista de arte y edificios que llevan el sello de enérgico pontificado en todos los ámbitos, también eclesiásticos. Julio II aparece en la tumultuosa intersección del alto renacimiento artístico italiano y la aguda crisis de la iglesia, en un contexto político todavía más crítico.
De Julio César se lee sobre sus atributos excepcionales, y el culto que siguió a su muerte, marcado por el templo del Divo Giulio. Las memorias de Livia, divorciada y casada en segundas nupcias con Octavio, declarado Augusto, primera emperatriz de Roma, se encuentran entre las supremas vistas del monte Palatino. De Adriano, uno de los llamados “cinco buenos emperadores”, se recuerda que gobernó mucho desde fuera de Roma pero fue allí en donde dejó plantados sus monumentos en el Castel Sant’Angelo y la Villa Adriana. De Constantino, foráneo en Roma, se recuerda su influencia y la historia que marcó al ser el primer emperador convertido al cristianismo.
El recorrido histórico y geográfico prosigue con los poetas Keats, Shelley y el cementerio acattolico de los protestantes. Las vidas, angustias y conversiones de los santos Tomás de Aquino, Felipe Neri y el más reciente canonizado, John Henry Newman, se recrean entre la basílica de Santa Maria Sopra Minerva, la catacumba de San Sebastián y el palacio de la Propagación de la Fe respectivamente. Los santos Pedro y Pablo orientan en cuatro puntos cardinales el viaje histórico por Roma, con estaciones de rigor en las históricas basílicas consagradas a ellos.
La princesa polaca María Clementina Sobieska, reina aparente, nunca coronada, de Inglaterra tras su matrimonio con el heredero católico que no accedió nunca al trono, James Francis Edward Stuart, tuvo una vida corta de princesa hasta que se recluyó y terminó recibiendo un funeral real en la basílica de San Pedro, aunque su corazón reposa en la de los Doce Santos Apóstoles.
El gran cierre del recorrido lo hacen los artistas Rafael y Miguel Ángel en las históricas estancias papales de los Museos Vaticanos y, por supuesto, en la obra maestra de Capilla Sixtina, y los símbolos de lo temporal y lo atemporal, como no podría ser de otra manera en la ciudad destinada a la eternidad.