Odon: Metamorfosis y barroco contemporáneo

El Palacio-Museo tiene en la planta baja un espacio dedicado a exposiciones temporales. Así que luego de recorrer las estancias ricamente decoradas del edificio y la colección de instrumentos musicales, los visitantes pueden conocer otras expresiones artísticas del siglo XX y el presente. En este caso, una selección del trabajo de Guy Houdoin -Odon- (1940-2017), artista plástico de quien se encuentran obras también en varios museos de Europa y los Estados Unidos, así como en colecciones privadas.

Luego de obtener su diploma de Bellas Artes en París en 1961, colaboró con otros artistas en proyectos a cuatro manos titulados Mestizajes. Pero su vida sufrió un antes y un después cuando, en 1985, tuvo un paro cardiaco. A partir de ese momento, explican los organizadores de la muestra, “Su arte se encontró profundamente renovado”.

Tras el impacto, sus pinturas empiezan a transformarse, y así mismo su propia identidad. Cambió su nombre artístico de Guy Houdoin por el de Odon: “Un nombre fuertemente simbólico, que hace referencia tanto al nombre de un río normando (el agua, elemento indispensable para la vida) y al segundo abad de Cluny, San Odon (años 927-942)”; así mismo, el nombre se interpreta también como un anagrama: nodo, que significa nudo en italiano.

Renovado y renombrado, odon ofrece, como indican los organizadores, las “claves de lectura de su arte trenzado impregnado de vida y de espiritualidad. La influencia del barroco es visible (…) curvas y contra-curvas, espirales, torsiones y distorsiones, movimientos exacerbados”. El efecto en la sala, así como en el conjunto del Palacio es ciertamente interesante. Los colores, las formas, hacen eco de las formas recargadas de detalles, ornamentos y colores que tiene el edificio en su arquitectura y en sus distintos salones.

El Palacio Lascaris ha querido inspirar con esta muestra “una emoción estética, pero también espiritual, quizá mística”, alrededor de este artista que optó por un nombre aparentemente sencillo pero que se crece en sus obras. En sus propias palabras, le preguntaban constantemente “que si soy gótico, extravagante o romántico. Y esto nunca lo he sido. ¡Entonces pienso que soy barroco!”.