Un joven médico, Cajetan Skowronski, que inició una campaña en Change.org para pedir inicialmente la cancelación del evento y luego convocando a una reunión y oración en las afueras de la Catedral como protesta durante las dos noches de la fiesta, ha continuado la campaña alertando en su cuenta de Twiter/X que ya están programadas hasta mayo otras fiestas similares en doce catedrales, incluso durante Cuaresma. Pero esto, como él explica, es solamente “la punta del iceberg”.
En este artículo titulado Canterbury Fails, publicado en noviembre de 2023 en la revista The European Conservative, el doctor ya había explicado contundentemente la situación “[una] profanación de los espacios sagrados por dinero fácil” y sus consecuencias. En ese artículo, en Twitter/X y en entrevistas, no ha escatimado los términos: sobre el Arzobispo Welby, quien ostenta el título de Muy Reverendo y Muy Honorable Señor: o “ignora el evento o ignora en qué consiste su trabajo”. Sobre la que llama penosa justificación del “embarazoso sacrilegio” (atraer gente que normalmente no va a la iglesia, acercarla al Cristianismo), ironiza: sí, seguramente con las letras explícitamente no religiosas de tantas canciones del repertorio ofrecido. El precio de la entrada: (£30.95 de libras esterlinas) lo hace recordar el pasaje de las treinta monedas de plata…
La catedral, como otras iglesias grandes y pequeñas en la Gran Bretaña anglicana, enfrenta los costos de mantenimiento que se incrementan mientras los parroquianos disminuyen drásticamente en número. Muchas han cerrado, o abren apenas algunos domingos, otras están en riesgo de cierre y demolición. Ahora, la mutación tipo discoteca, con carteles que incluso caricaturizan la imagen del Crucificado con la silueta de una persona con los brazos extendidos en medio del baile [como en el caso del cartel en Canterbury], quizá mantenga el edificio físico un tiempo más pero ¿qué pasará con el edificio espiritual que generaciones anteriores construyeron durante siglos?
Skowronski elabora su argumento con base en la Escritura, las Leyes Canónicas, el honor debido a lo sagrado e, inclusive en términos estrictamente seculares, el carácter histórico al cual apelar. Y hay algo más que él subraya: un sentido de unidad cristiana.