Muy cerca de allí, en consonancia con otras áreas verdes de la zona, se encuentra un lugar encantador y no muy famoso: el jardín secreto de la Villa Invernizzi.
Este es un sitio tranquilo para deleitarse, especialmente, con los flamencos rosados que viven allí. El edificio fue la residencia del hombre de negocios y emprendedor Giovanni Invernizzi, quien importó los animales en los años 70 desde Sur América.
Actualmente, los elegantes flamencos o fenicotteri, son conservados como parte de la Fundación Romeo ed Enrica Invernizzi, heredera de la Villa y que apoya proyectos de investigación en medicina, alimentación y economía.
De vuelta al Palazzo Saporiti, hoy sede de un banco, vale la pena apreciar con detalle en friso adornado con episodios de la historia de la ciudad de Milán. El estilo neoclásico diseñado por Giovanni Perego, reconocido escenógrafo del Teatro alla Scala, con la azotea encumbrada con estatuas de los Dii Consentes, un grupo antiguo de deidades del Panteón en Roma.
El Saporiti fue residencia particular y antes el lugar de una iglesia de los monjes Capuchinos, que fue demolida. Inevitablemente, estos días algún funcionario moderno de pronto aparece en el cuadro para fumar un cigarrillo o hablar por su teléfono celular. La combinación de muchos tiempos en una manzana de Milán.