Una ceremonia con raíces en la Edad de Bronce, una Misa con orígenes católicos medievales, una profesión de fe Protestante, una ritual que es también un acto de Estado. Un hombre ungido como soberano, encomendado a la protección divina. Un ritual de cuatro horas seguido por millones de personas dentro y fuera de las Islas Británicas: la Coronación del rey Carlos III y su esposa, la reina Camila hace historia en el siglo XXI.
En un fin de semana con un tiempo típicamente inglés, nublado y lluvioso, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte celebra. La primavera de color, sol y flores del diseño de emblema oficial de la Coronación se ve en muchas partes y el calendario está lleno de conciertos, ferias, servicios religiosos, almuerzos comunales y festejos callejeros. El Rey hace votos por un reinado “Feliz y Glorioso”, que no es un mal augurio para ningún país, monárquico o republicano, en los tiempos que corren.