En el desierto: Lecturas con el Cardenal Sarah

En el desierto: Lecturas con el Cardenal Sarah
©Sophia Press
Mesa Editorial / February 4, 2023
  • En un mundo de problemas graves, un creyente católico puede buscar escapismo, confort o cierta forma de activismo. Si se vuelve hacia la jerarquía eclesiástica, encontrará confusión y controversia, y si hace una mirada panorámica, el torrente de escándalos inunda. ¿A dónde dirigirse? al desierto, ese “lugar extraordinario” que el Cardenal Richard Sarah propone como punto de partida en su nuevo libro Catecismo de la vida espiritual (Catéchisme de la vie spirituelle, Librairie Arthème Fayard; edición en inglés con la traducción de Michael J. Miller, EWTN, Sophia Institute Press, 2022).

    El libro se compone de nueve capítulos que, “Biblia en mano”. siguen el itinerario de los siete sacramentos: bautismo, confirmación, matrimonio, sacerdocio-vida consagrada, penitencia, eucaristía y unción de los enfermos, enlazados en la figura de un viaje de conversión y renovación de la vida interior cristiana.

    Un viaje durante el cual el Cardenal discute varias cuestiones de actualidad, como la necesidad de restablecer el carácter sagrado de la liturgia, las consecuencias de teorías temporales, revisionistas y tendenciosas sobre la doctrina, así como diversas causas del declive en comunidades cristianas y cómo las normas de prohibición del culto terminan siendo más peligrosas que cualquier virus: “Ningún gobierno, ninguna autoridad eclesiástica puede impedir legítimamente la celebración de la Eucaristía”.

    El prelado apela a la trascendencia, a las preguntas sobre el bien y el mal, los misterios de la fe, aunque sin perder de vista el contexto material de la vida humana contemporánea y las amenazas que enfrenta. La figura del desierto, tan presente en la historia y teología cristianas, es presentado aquí, de nuevo, para el hombre del siglo XXI: con sus privaciones, austeridad, soledad, vacío, sed, silencio, espejismos. Es sufrimiento, pero también un paso obligado. La vida tiene sus periodos de prueba, de dolor, tanto individual como colectivamente.

    En lugar de huir, el Cardenal, con su autoridad, conocimiento y experiencia indiscutibles, llama a una aceptación de ese desierto también como espacio-tiempo de conocer mejor “las profundidades de nuestro corazón”, de purificación, de aquello que el bullicio exterior de la hiperconexión tecnológica y globalización del siglo XXI acallan. Es un voto en favor del ser humano capaz de enfrentar el desierto, así sea a tientas, con fe en una iluminación y recordando las palabras de Jesús en el evangelio de Lucas (18: 1) “Orad siempre y no os desaniméis”.

    Un llamado exigente pero realmente esperanzador, necesario para salir de nuevo a enfrentarse con la que el mismo Cardenal advertía recientemente como “la cacofonía” actual de obispos y sacerdotes, cada uno queriendo “imponer su opinión personal como una verdad”. Inteligencia y claridad para educarse, informarse y catequizarse: la opción para no conformarse con la apostasía silenciosa, disfrazada o a medias que acecha a tantas personas, dentro y fuera de Roma, en el atribulado tiempo presente.