Sahakian es profesora de Neuropsicología Clínica y una de las más importantes investigadoras internacionales en el campo. Langley es investigadora postdoctoral en el campo de Neurociencia Cognitiva. Ambas son miembros del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge. En su libro presentan un compendio de información y consejos basados en sus estudios con distintos grupos de pacientes y con distintas condiciones de deterioro cognitivo.
Brain Boost es un libro compacto, dirigido a un público general, y una lectura recomendadísima. Para destacar, algunos puntos clave en función de estimular la buena salud del cerebro, que incluye tanto las funciones cognitivas como emocionales: Dormir bien, alrededor de siete horas en la noche, para permitir al cerebro realizar óptimamente las funciones propias de la noche; la práctica de ejercicio físico equilibrado, que trae un efecto natural beneficioso. También es importante mantener actividades mentales que ‘retan’ al cerebro, y combinar las rutinas con las actividades de socialización de manera saludable.
Las autoras subrayan particularmente la necesidad de racionalizar el uso de tecnologías que afectan la concentración, el sueño, y otras funciones diarias. Recomiendan limitar los tiempos dedicados a los teléfonos celulares y medios sociales, no solamente por la exposición continuada a las pantallas sino también por otras consecuencias emocionales del acceso continuo a este tipo de comunicación.. Sobre este punto, ambas investigadoras hacen hincapié en los efectos negativos de la auto-absorción en la cual se sumen tantas personas de todas las edades al limitar su ‘interacción’ a aquella mediada por pantallas, y enfatizan la recomendación de evitar el uso de las mismas en el periodo nocturno antes de acostarse.
Por último, mencionan la importancia de una buena dieta balanceada, con elementos de la llamada dieta mediterránea (pescado, aceites, verduras) y dosis de luz solar que igualmente inciden en la adquisición de buenos nutrientes para el cuerpo y la mente.
Un equilibrio mental se asocia con una actitud calmada, no ansiosa, positiva y animada, con un sentido de propósito y objetivos en la vida, de satisfacción con lo que se es y se hace, y así mismo de capacidad de comprensión de lo que otras personas son y comunican, la disposición para la amabilidad y también el desarrollo de habilidades para enfrentar las situaciones inevitables que salen mal en la vida. Aunque la herencia genética influye en ciertas condiciones para el desarrollo o no de enfermedades neurodegenerativas, las autoras señalan el estilo de vida como factor posiblemente más determinante.
Ante la pregunta sobre qué papel puede tener la fe religiosa en la buena salud del cerebro, las investigadoras responden que hace que una persona desarrolle una capacidad de resistencia ante la adversidad y esperanza que ayudan también a su buena disposición general.
Buen aceite, buena comida y bebida, buenas compañías, buenas actividades, y nada de quedarse revisando Instagram o WhatsApp por horas sin fin. ¡Es hora de darle a los cerebros del siglo XXI un buen impulso!