Uniformes bien puestos, disciplina en el salón y en los pasillos, limpieza, orden en el comedor, multitud de manos levantadas para responder una pregunta en clase, tanto como si es poesía en francés o geometría. Juego en el recreo, gratitud y conversación dirigida en el almuerzo. Modales. Miradas atentas a libros, cuaderno, tablero, a profesores; no a pantallas de celular ni computadores, porque no los hay. Caras de respeto, alegría, compañerismo y mucho orgullo compartido. Tareas hechas. Puntualidad. Es Londres, pero no un colegio inglés de postal, de aquellos con balaustrada, prados extensos y edificio de piedra antigua que evoca aristocracia. Parece increíble en los tiempos actuales, pero no es ficción. Es una escuela real, fundada y dirigida por Katharine Birbalsingh, la “directora de escuela más estricta de Gran Bretaña” que se desvela por sus pupilos, reprende, castiga y ‘ruge’ con fuerza contra la masiva condescendencia mediocre que hunde el sistema educativo actual en su país y otros.
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