Podría decirse que la exposición Labyrinth comenzó a prepararse a finales del siglo XIX, cuando el arqueólogo y profesor inglés Arthur Evans se reunió por primera vez con el señor Minos Kalokairinos, académico griego y hombre de negocios. Hombres muy distintos con una pasión en común: un desaparecido palacio de la antigüedad en la isla de Creta. El tiempo, serias diferencias greco-británicas y una demanda judicial separaron definitivamente sus caminos pero sus respectivos trabajos redescubrieron Knossos para el mundo moderno que hoy, en el siglo XXI, vuelve a mirar al Laberinto del pasado desde las salas del museo Ashmolean de la Universidad de Oxford.
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