Como es el caso en parroquias que incluyen celebraciones tradicionales, los fieles están convocados para acudir sin importar su abundante o exiguo conocimiento de latín o del Misal usado pero sí con una convicción profunda de que, entre la belleza, el cuidado y reverencia consciente en la liturgia, se encuentra un profundo sentido del ritual milenario cristiano, un testimonio de fe, un respeto por “aquello que fue sagrado para nuestros ancestros y que debe serlo para nosotros”, como afirmó el papa Benedicto XVI, quien en su carta apostólica Summorum Pontificum (1º de julio de 2007) permitió la reincorporación más amplia del Misal Romano de 1962 en todo el mundo.
Dicha promulgación motu proprio es uno de los legados más valiosos del emérito Papa a la Iglesia universal. Y, como otros asuntos importantes, desafortunadamente no se conoce ni entiende lo suficiente, se tergiversa, se minusvalora e incluso se ataca desde dentro y fuera del Vaticano.
Pero los creyentes, con adecuada información, pueden experimentar ellos mismos que, entre los silencios de la Misa Tridentina, hay mucha más elocuencia que, por ejemplo, en ciertos comunicados de comités sinodales y de la oficina de prensa de la Santa Sede, entre otros eventos que se están sucediendo en medio del debate crítico que se libra en la Iglesia Católica en estos primeros decenios del siglo XXI.
A propósito, y debido al Rescript publicado el 21 de febrero de 2023 sobre restricciones aún mayores a las ya impuestas a los miles de fieles que atienden la Misa Tradicional en la carta apostólica -no exenta de controversia- del papa Francisco, Traditionis Custodes (17 julio 2021), la organización Fœderatio Internationalis Una Voce FIUV ha hecho una campaña abierta de Cuaresma para ofrecer oraciones y penitencias “por la libertad de la Misa Tradicional”.
Un llamado crucial para defender el patrimonio compartido de los católicos alrededor del mundo, no solamente con sus contemporáneos sino con las generaciones precedentes, sin cuya iluminación y prácticas no es posible concebir la Iglesia hoy. Así sea necesario recurrir a las catacumbas.