En lo cultural, León I entendió el legado de la Roma antigua como patrimonio de la Iglesia y el consecuente deber de ésta en reconocerlo en función del tránsito del paganismo al cristianismo. En sus escritos, León presentó un mundo al cual Dios había preparado para recibir su palabra y de ese tiempo preparatorio se debía tomar todo lo bueno que serviría para propagar el evangelio a todos los confines del mundo. Como diácono, promovió una regeneración de la ciudad romana que vio la edificación de Santa María Mayor y la renovación de San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán. Como obispo, continuó la reutilización de spolia, de restos de edificios antiguos para la construcción de iglesias cristianas.
León I fue enterrado, a petición suya, en la entrada de la basílica de San Pedro. Hoy, su tumba se encuentra en un imponente mausoleo caminando por la nave hacia el altar mayor, con la obra en relieve La fuga de Atila, de Alessandro Algardi en el siglo XVII. Volviendo a las calles de la Roma que él ayudó a construir, se encuentran sus huellas en distintos puntos, como la iglesia de San Pedro en Vincoli (Encadenado), que conserva la reliquia de las cadenas de Pedro que él recibió de la emperatriz Eudoxia en el siglo V, o en la iglesia de San Esteban protomártir que él encargó construir en el Parque de las Tumbas de la Vía Latina.
Uno de los lugares más significativos se encuentra en la basílica de los Santos Juan y Pablo, en la plaza del mismo nombre, en la colina Celia. Fue construida en el año 398 y León patrocinó la renovación tras el ataque visigodo y un terremoto ocurrido después. La historiografía disponible no tiene datos definitivos, pero se sabe que está dedicada a dos soldados que murieron en junio de 362 por no someterse al edicto del emperador Juliano el Apóstata y cuyas reliquias reposan en el lugar, sitio de una residencia familiar que data del siglo I.
Un martirio cuyo recuerdo refuerza la constancia de uno de los dos únicos papas que han merecido llamarse magnos en la historia católica. Cuando suenan las campanas de la magnífica torre medieval que se erige a la derecha de la basílica, los fieles del siglo XXI deben escuchar un acuciante llamado a la batalla por su fe.
Nota bene: El 8 de mayo 2025, el Colegio Cardenalicio reunido en el Cónclave hizo el anuncio de “Habemus papam”: había escogido como nuevo Papa al Cardenal Robert Francis Prevost (nacido en Chicago, Estados Unidos, 1955) quien tomó el nombre de León XIV.