Colombia comparte con Ecuador, Brasil, Venezuela y otros países americanos un suelo fértil para los guayacanes (Handroanthus chrysanthus), árboles insignes que se pueden encontrar tanto en bosques como en parques urbanos, avenidas y jardines privados. Los meses de enero y febrero en la ciudad de Medellín están teñidos con la profusión de flores amarillas, el color más dominante, aunque también pueden tener otros como rosado y azul que son comunes en zonas bajas con condiciones climáticas cálidas.
El árbol pierde todas sus hojas antes de comenzar la florescencia que puede durar cinco o diez días, tras la cual empieza a recuperar el follaje. Un espectáculo que hace el comienzo del año más optimista, con el añadido de que, gracias al clima local templado bimodal (dos estaciones de más lluvias y dos más secas), en el segundo semestre hay una nueva temporada: feliz recompensa al cuidado y paciencia que la ciudad emplea en los 10-15 años que se demora en promedio un guayacán para empezar a florecer.