Maxim Osipov: Escribir y emigrar

Maxim Osipov:  Escribir y emigrar
Mesa Editorial / April 22, 2023
  • El escritor ruso, que reside actualmente en Holanda, comenzó hablando en el Festival Literario de Oxford 2023 sobre la combinación de trabajos en su vida, como médico y como escritor. Sobre el segundo, dijo que le tomó tiempo iniciarlo en forma, “por la pereza, temores” pero finalmente le encontró su momento aunque, aclara, “no es una profesión, es algo diferente”. ¿Para qué escribe? “Para entender lo que realmente pienso”, respondió al presentador, el profesor Lucian Hudson, de la universidad de Durham.

    ©New York Review Books Classics

    Hasta el momento, Osipov ha escrito numerosos textos en revistas, y varios volúmenes de ficción y no ficción, entre los cuales los más conocidos internacionalmente son sus libros Rock, Paper, Scissors and Other Stories (Piedra, papel, tijera, 2019, en español: 2022) y Kilometer 101 (2022).

    Ambos libros son colecciones de historias cortas y ensayos que giran en torno a viajes, partidas, despedidas, escapes, exilios. Hay catástrofes, depresión y represión. Hay testimonio personal de su vida en Tarusa, una ciudad a 140 kilómetros de Moscú bastante conocida por sus actividades artísticas, en donde vivió el autor; y del ‘kilómetro 101’ que marca espacial, mental y emocionalmente experiencias suyas y ajenas sobre la relación con su patria, con su ciudad natal. El título hace alusión a la zona de 100 kilómetros alrededor de las ciudades principales, demarcada en época de la Unión Soviética, de la cual estaban excluidos los considerados “indeseables” por el Estado. El kilómetro 101 todavía se asocia con marginación, disidencia, criminalidad.

    Su estilo en condensado, en sus mismas palabras, “comprimido”. Dice que no planea escribir poesía, su género preferido es la historia corta que es como “una sonata musical, aunque requiere mucho trabajo”. Inevitablemente, la sesión se adentra en temas no poéticos, sino políticos, la guerra entre Rusia y Ucrania y el desencadenamiento de intervenciones de otros países.

    “En Rusia, pueden pasar 200 años de manera igual y después cambiar en 10 años”, ha dicho varias veces Osipov, para quien su país es uno de “misterios y paradojas”, menciona de paso que incluso Karl Marx no aceptó un pretendiente de una hija porque “no tenía dinero, caballos, ¡aunque probablemente tenía en ese momento El capital sobre su escritorio probablemente!”. ¿Qué pasará, cómo acabará la guerra? Osipov repite que “no puede hacer predicciones”, ni siquiera sobre si volvería a Rusia: “no sé si estaré a salvo”, y añade consideraciones sobre su país y la situación allí: “es una realidad muy dura” pero advierte: “Ahora puede estar de moda culpar a Rusia por todo pero es una visión superficial (…) Hay gente buena allí que no puede irse, tienen sus padres mayores, no los quieren dejar”.

    Los rusos, dice el autor, “tienen poca inmunidad a las nuevas ideas, ensayan comunismo, etc.” pero es difícil realmente anticipar las reacciones de la gente, y pregunta al público: “¿pueden ustedes decir que entienden realmente al común del pueblo británico?”. En otras ocasiones, Osipov ha hablado abiertamente sobre sus posiciones políticas. En España el año pasado, por ejemplo, dijo que había abandonado Rusia porque sentía “que se había acabado el aire y no podía respirar” en esta entrevista para El Diario, el 26 de abril 2022, en la cual también habló de escenas de miedo que le hicieron recordar los tiempos soviéticos, semejantes a “un lavabo sucio con agua estancada”, habló de propaganda y “lavado de cerebro”, de una culpa colectiva que quizá no pueda limpiar “ni siquiera la Iglesia”, de que, para él, la ‘rusofobia’ estaba realmente en Moscú, de que soñaba “volver a una Rusia sin Putin” y que la sociedad allí “sólo despertará si hay una derrota militar”.

    No obstante, tras la sesión en el Festival, se mostró más reservado para comentar. Da una cierta impresión de que por su mente hay un relato paralelo al que está verbalizando. Quizá la experiencia de su propio exilio va adquiriendo otras connotaciones con el paso del tiempo que ya suma más de un año. Ya al comienzo de su intervención había reconocido “no es fácil emigrar a los 59 años”. Una parte de su vida se ha quedado en aquella Rusia de los 101 kilómetros que ha dejado atrás.