El autor comienza su historia unos 4.5 mil millones de años antes de Cristo, “en el principio de los tiempos”, pasando por consideraciones sobre los orígenes de nuestras especies, las interacciones humanas con las ecologías, la formación de las primeras ciudades y rutas de comercio, y “los riesgos de vivir más allá de los propios medios” hacia el año 2500 a.C. Posteriormente habla de la que llama la primera era de la conectividad, consideraciones sobre la naturaleza y lo divino, la formación de imperios hasta el año 300 a.C., y un periodo ‘caliente’ durante el Imperio Romano.
A la crisis de la Antigüedad hacia el año 500 d.C., le sigue la edad dorada imperial, el periodo ‘caliente’ medieval y las enfermedades en la formación de un nuevo mundo hasta el año 1450 d.C. El siglo XV es tratado como el de la expansión de los horizontes geográficos y ecológicos que da paso a una “fusión” del Viejo y el Nuevo Mundo, la explotación de la naturaleza y las personas, una “Pequeña Edad de Hielo” entre 1550 y 1800, emergencia de industria, de divergencias, de extracción de recursos naturales como preámbulo de la “Edad de Turbulencia” entre 1870 y 1920. Dedica el siguiente capítulo a las nuevas utopías que se formulan en la primera mitad del siglo XX, una reconfiguración del medio ambiente global y una “agudización de ansiedades” entre 1960 y 1990 hasta llegar a lo que llama el “Borde de los límites ecológicos” en el presente.
Es ciertamente una obra ambiciosa en extensión, campo y metodología de estudio, así como en propósito: ““informar, iluminar y ayudar a proveer nuevas perspectivas sobre cómo podríamos mirar el mundo en el que vivimos”. Aunque comparte algunas coordenadas geográficas e históricas con uno de sus libros anteriores, The Silk Roads, A New History of the World (2016), muestra un autor dispuesto a salirse de su campo natural de conocimiento para incursionar en otros temas que le interesan por razones no solamente académicas. No es éste un libro concebido para lectura casual, general, incluso si se comparten las “ansiedades agudas” del profesor.
El libro reafirma la noción de que el cambio es la constante en el planeta Tierra y que el hecho de que “todavía estamos aquí” es evidencia de la capacidad humana de transformar individuos, comunidades, hábitats. El profesor, a quien también se conoce por su pasión por el cricket, por su vena de negocios con una cadena de hoteles boutique, porque está emparentado con la aristocracia, y porque traza sus orígenes paternos en Croacia, mencionó también de paso otro clima: el de pluralidad de ideas y la importancia de que se escuchen diversos puntos de vista, señalando como ejemplo la presencia anunciada también en el Festival por parte del psicoterapeuta y autor Jordan Peterson, figura polémica en el debate actual internacional sobre temas de ideología política, social y cultural.
Y con una sonrisa optimista, el profesor Frankopan cerró su sesión, probablemente para volver a su ‘clima habitual’: el imperio Bizantino, las Rutas de la Seda, orígenes e historia hasta el presente de Rusia, el papel de la fe y la religión del mundo antiguo al moderno, e historia intelectual, sobre todo lo cual discurre en los claustros de la universidad (medieval) de Oxford.