El presente en invierno, el futuro en primavera conjugados en esta imagen que hace pensar en los versos del escritor inglés Philip Larkin, en el poema titulado First Sight (1956) con el reconocimiento de que el paisaje invernal es mucho más que frío alrededor. Entraña también una promesa de calor, de renacimiento y de sorpresa. Es cierto que los versos invocan un “inhóspito infinito”, o una “miserable extensión de frío” y quizá subestiman la percepción de las ovejas, pero este poema tiene un tono de esperanza, casi de optimismo inusual en la obra de Larkin:
“Los corderos que aprenden a andar en la nieve, cuando sus balidos nublan el aire hallan un inhóspito infitito, conocen solamente un resplandor sin sol.
En sus primeros tropiezos de aquí a allá todo lo que encuentran, fuera del refugio, es una miserable extensión del frío.
Mientras esperan junto a las ovejas, con su espesa lana húmeda, acecha escondida a su alrededor, esperando también, la inconmensurable sorpresa de la Tierra.
Aunque lo supieran nunca entenderían lo que pronto despertará y crecerá tan distinto a la nieve”.