Resolviendo el año nuevo

Resolviendo el año nuevo
©ElExquisito
Lina María Aguirre Jaramillo / January 7, 2023
  • La perspectiva de amanecer el 1º de enero con resoluciones frescas para los siguientes doce meses está por supuesto ligada a los rituales que distintas comunidades han construido a lo largo del tiempo, un copioso patrimonio con una inmensa diversidad geográfica y cronológica para considerar.

    Los apuntes personales de Gregorio Dati, un hombre de la edad media, permiten tener una mirada cercana, en primera persona, a las reflexiones y propósitos de quien, conociendo bien sus debilidades, intenta no obstante, de manera resuelta, llevar una vida mejor en el año nuevo.

    El texto se conoce a partir de una publicación en Bolonia, edición de Carlo Gargiolli en el siglo XIX (1865) y en el siglo XX, en los Estados Unidos, en una edición de Gene A. Brucker (1967) bajo el título Two Memoirs of Renaissance Florence, con los diarios de Buanaccorso Pitti y Gregorio Dati traducidos por Julia Martines en los Estados Unidos.

    Aunque hasta mediados del siglo XVIII los florentinos cambiaban de nomenclatura anual no el primero de enero, sino el 25 de marzo, Fiesta de la Anunciación, en el libro se entiende como primer día del año 1404 cuando Dati, comerciante de seda italiano en Florencia, escribió en su diario secreto los tres grandes propósitos de su año nuevo.

    En primer lugar, resuelve a partir de ese día no hacer compras ni negocios en los días santos de la Iglesia, no permitir a otros trabajar para él y tampoco buscar ganancias temporales en esos días. En segundo lugar, resuelve “desde ese mismo día y a perpetuidad” mantener el viernes como un día de castidad total, incluyendo con el viernes “la noche siguiente” durante la cual debería abstenerse de disfrutar placeres carnales, y en tercer lugar resuelve, desde que tenga salud y pueda hacerlo, recordar que “necesitamos que Dios Todopoderoso nos provea”, recordar honrarlo al dar limosnas o al recitar oraciones u otros actos piadosos.

    El señor Dati, que había alcanzado la cuarentena de edad, hace un ejercicio de auto-reconocimiento, tanto de su situación presente: “Desde mi nacimiento hace cuarenta años, le he puesto poco cuidado a los mandamientos de Dios”, como de sus posibles debilidades en el cumplimiento de los propósitos, imponiéndose a sí mismo penitencias de tipo monetario, en florines  y soldi, y en forma de plegarias en caso de incumplirlos, un riesgo que él sabe cierto.

    Procede entonces a hacer las salvedades: “Estos, sin embargo, no son votos sino intenciones que haré todo lo posible por mantener” y si tiene que “hacer excepciones en caso de extrema necesidad”, se propone compensar con florines de oro destinados a limosnas. Esto último quizá suene superficial para un lector moderno pero en realidad el diario de Dati deja ver un sentido deseo de avanzar hacia una mejor vida cristiana, como comenta la historiadora Danièle Cybulskie en Medieval Podcast.

    Dati es consciente de sus flaquezas, posibilidades y limitaciones, y de las tentaciones de la hermosa Florencia alrededor. No obstante persiste, y afirma su compromiso personal por escrito: “Desconfiando del propio poder de reforma, pero esperando avanzar gradualmente por el camino de la virtud”, unas líneas que pueden resonar también para quienes estrenan calendario, y por qué no, diario secreto en el año nuevo.