Santo Tomás Becket, expiación

Santo Tomás Becket, expiación
Imagen de S. Tomás Becket (detalle) Catedral de Monreale, Italia ©El Exquisito
Mesa Editorial / February 15, 2024
  • La noche del 29 de diciembre del año 1170 es recordada como la del martirio del arzobispo inglés Tomás Becket a manos de cuatro caballeros del rey Enrique II Plantagenet, quienes lo asesinaron en una de las naves laterales de la catedral de Canterbury. Tras la canonización tres años después, el 21 de febrero de 1173, la devoción al santo y mártir continuó extendiéndose por Europa y Tierra Santa. Hoy, ocho siglos y medio, en es el momento de recordarlo. Y quizá de peregrinar.

    ¿Por qué? Porque aunque su memoria se honra en el santoral católico cada 29 de diciembre, en estos días de febrero 2024, la misma Catedral de Canterbury ha aparecido en las noticias debido a que durante dos noches fue sede de una fiesta multitudinaria de música electrónica, con disc-jockeys, el público con audífonos, con bastones fluorescentes y bar abierto. Así es, una fiesta en la nave central de ésta, la llamada Iglesia Madre de la confesión Anglicana en el mundo.

    El evento que, muy probablemente, contó con el beneplácito del primado de los anglicanos, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, fue una ‘Silent Disco’ con música de los años 90, queriendo decir que allí mismo, no lejos de donde fue acuchillado Santo Tomás, los organizadores llevaron a “Britney” (Spears), entre otros nombres del pop, hip hop y similares. La música no sonaba en grandes altavoces pero por supuesto la fiesta no es ‘silenciosa’, la gente se mueve, habla, compra su vodka, cervezas, ginebra, vino, espumantes y demás.

    Las imágenes abundan en la web, no las reproducimos aquí. Desde cuando se anunció el evento, las reacciones se dejaron ver en ciertos medios sociales. Primero con cierta deferencia, respetuosamente pidiendo una aclaración. Luego se empezó a escuchar sorpresa y franco rechazo de parte de anglicanos, no anglicanos, creyentes y otras personas que en Twitter/X se presentan como “no religiosas” pero que parecen entender el sentido de “espacio sagrado” mejor que el actual deán de Canterbury, David Monteith.

    Un joven médico, Cajetan Skowronski, que inició una campaña en Change.org para pedir inicialmente la cancelación del evento y luego convocando a una reunión y oración en las afueras de la Catedral como protesta durante las dos noches de la fiesta, ha continuado la campaña alertando en su cuenta de Twiter/X que ya están programadas hasta mayo otras fiestas similares en doce catedrales, incluso durante Cuaresma. Pero esto, como él explica, es solamente “la punta del iceberg”.

    En este artículo titulado Canterbury Fails, publicado en noviembre de 2023 en la revista The European Conservative, el doctor ya había explicado contundentemente la situación “[una] profanación de los espacios sagrados por dinero fácil” y sus consecuencias. En ese artículo, en Twitter/X y en entrevistas, no ha escatimado los términos:  sobre el Arzobispo Welby, quien ostenta el título de Muy Reverendo y Muy Honorable Señor: o “ignora el evento o ignora en qué consiste su trabajo”. Sobre la que llama penosa justificación del “embarazoso sacrilegio” (atraer gente que normalmente no va a la iglesia, acercarla al Cristianismo), ironiza: sí, seguramente con las letras explícitamente no religiosas de tantas canciones del repertorio ofrecido. El precio de la entrada: (£30.95 de libras esterlinas) lo hace recordar el pasaje de las treinta monedas de plata…

    La catedral, como otras iglesias grandes y pequeñas en la Gran Bretaña anglicana, enfrenta los costos de mantenimiento que se incrementan mientras los parroquianos disminuyen drásticamente en número. Muchas han cerrado, o abren apenas algunos domingos, otras están en riesgo de cierre y demolición. Ahora, la mutación tipo discoteca, con carteles que incluso caricaturizan la imagen del Crucificado con la silueta de una persona con los brazos extendidos en medio del baile [como en el caso del cartel en Canterbury], quizá mantenga el edificio físico un tiempo más pero ¿qué pasará con el edificio espiritual que generaciones anteriores construyeron durante siglos?

    Skowronski elabora su argumento con base en la Escritura, las Leyes Canónicas, el honor debido a lo sagrado e, inclusive en términos estrictamente seculares, el carácter histórico al cual apelar. Y hay algo más que él subraya: un sentido de unidad cristiana.

    S. Tomás Becket (centro) Detalle mosaico Catedral de Monreale, Italia ©El Exquisito

    Lo que ha pasado en esta Catedral concierne también a otros cristianos y especialmente a católicos, como Skowronski. Y no porque al otro lado del Tíber se esté precisamente ‘libre de pecado y se pueda tirar la primera piedra’. Se han documentado eventos similares y criticados como sacrílegos en iglesias católicas en varias ciudades en Italia, Austria y Suiza, como informa el periodista y escritor Edward Pentin en este reportaje sobre el tema publicado en el periódico National Catholic Register.

    Canterbury es un lugar al cual acuden igualmente fieles no anglicanos, y continúa siendo un lugar importante en la geografía religiosa occidental. Tras su nombramiento como arzobispo, en 1162, Tomás Becket enfrentó al entonces rey Enrique II oponiéndose firmemente a las restricciones que el monarca quería imponer a la iglesia, sobre la cual buscaba ejercer un poder autoritario casi total, prácticamente desplazando la obediencia papal. Sufrió persecución, amenazas, juicios, exilio en Francia y tras regresar a Inglaterra, volvió a encontrarse con la aversión del rey, enfurecido además por la entusiasta recepción que la gente le prodigó a quien él ya consideraba un enemigo, un “clérigo menor” que lo trataba con desprecio.

    El arzobispo mantuvo su posición de independencia y salvaguardia de prerrogativas eclesiásticas, así como las excomunicaciones de ciertos nobles y obispos. Se entiende que las palabras del rey en una carta, en la cual se expresaba violentamente sobre Tomás, fueron tomadas literalmente por cuatro caballeros a su servicio, quienes se presentaron ante el arzobispo y ante su negativa de ceder a los requerimientos del rey, lo siguieron dentro de la Catedral, en donde los demás monjes rezaban el oficio de Vísperas, y lo asesinaron.

    La tragedia causó conmoción y a los pocos días ya empezaron a llegar peregrinos al sitio, que se convirtió en uno de los santuarios más importantes de Europa. Fue canonizado por el papa Alejandro III. Enrique II se arrepintió y fue obligado a pagar penitencia, así como los asesinos, enviados por el Papa a Tierra Santa durante catorce años. Peregrinos de toda la cristiandad acudieron a rezar ante el Santo, rogaron y agradecieron sus milagros.

    En 1538, una nueva tragedia acaeció en Canterbury, cuando el rey Enrique VIII disolvió los monasterios, ordenó el expolio y destrucción del santuario, y obligó a la eliminación de la fiesta de conmemoración del Santo, las menciones de él y hasta los cantos en su honor. Se puede leer más al respecto en artículos académicos como Music for St Thomas of Canterbury during the Reformation and Counter-Reformation, 1530-1600 (Emery, K., 2022) o Saints in Exile: The Cult of Saint Thomas of Canterbury and Elizabethan Catholics in France (Gibbons, K., 2015).

    Sin embargo, aquel espíritu de los peregrinos medievales que acudían devotamente a Canterbury continuó en Europa, en donde prontamente se había diseminado el culto al Santo. En Francia y otros países europeos se encuentran relicarios, obras de arte y otras piezas.

    En España, se conserva un fresco en la iglesia de Santa María en la ciudad de Terrassa, y en Salamanca, se encuentra la histórica iglesia Santo Tomás Cantuarense, fundada en 1175 por dos hermanos ingleses; la primera consagrada en su nombre fuera de Inglaterra.

    En la península italiana son numerosos los sitios dedicados al Santo. En la cripta de la Catedral de Anagni, al este de Roma, considerada como la ‘Capilla Sixtina del Medioevo’ se encuentra el Oratorio di San Tommaso Becket, con los famosos frescos iniciados en la época y por voluntad misma del papa Alejandro. En Bolonia, en la iglesia de San Salvador, se encuentra un políptico con imágenes del Santo, obra de Vitale de Bolonia, procedente de una capilla antigua de los estudiantes ingleses en la Universidad.

    Catedral de Santo Tomás de Canterbury, Marsala ©El Exquisito

    Por su parte, en Sicilia, la Catedral de Marsala, la Chiesa Madre, fue consagrada al Santo alrededor del año 1177 y allí se recuerda todavía la leyenda de unos marineros que transportaban unas columnas corintias para la construcción de una iglesia dedicada al mártir inglés, se encontraron con una tempestad, y salvados del naufragio, atracaron en Marsala.

    Uno de los lugares más significativos del culto a Santo Tomás se halla en la monumental Catedral de Monreale, en las afueras de Palermo, iniciada en 1174 y en donde una imagen de Santo Tomás aparece en uno de los mosaicos del ábside, al lado de otros obispos mártires: san Lorenzo y san Silvestre. Fue la reina Juana, hija de Enrique II de Inglaterra y esposa del rey Guillermo II de Sicilia, apodado ‘El Bueno’, quien llevó allí el culto al Santo, en expiación de las acciones de su padre.

    La memoria del mártir inglés es patrimonio sagrado universal y puede inspirar un necesario renacimiento de auténtica devoción para peregrinos del siglo XXI, entre ellos los católicos bien informados. Caminar por los campos castellanos o hacia la costa siciliana. Mirar hacia Monreale, para reencontrar al Santo de Canterbury.