Un café largo con Joseph Shaw

Un café largo con Joseph Shaw
Joseph Shaw en Brescia ©Pius Benedictus, Archivo J. Shaw
Lina María Aguirre Jaramillo / April 6, 2024
  • La primera solicitud de entrevista con el doctor Joseph Shaw (Londres, 1971) quedó suspendida un tiempo en una dirección electrónica durmiente. Cuando fue rescatada y respondida, la reunión se pactó en una cafetería-restaurante cierto día y hora, a la cual esta corresponsal se presentó a tiempo en medio de un fuerte aguacero pero… no Shaw. Al entrevistado se le había olvidado y hubo que reprogramar para una mañana de sábado muy temprano, y allí llegó él, en toda su altura, en su traje de tweed, abrigo pesado y un portafolios lleno de libros. Pero hablar de filosofía, religión y problemas vaticanos, así como hacer una buena foto, en un sitio lleno de clientes británicos ávidos de cafés colombianos y desayuno no es fácil. Él terminó su té y pastel, y la entrevista quedó en continuará.

    El siguiente intento empezó con mucha pena por parte de quien escribe, porque una sucesión de imprevistos de transporte retrasó la llegada hasta la casa-oficina donde transcurrió el segundo encuentro, esta vez con la familia alrededor, los hijos entrando y saliendo, té para los adultos, una torta casera con la receta de la famosa cocinera Mary Berry que Shaw había flameado más de la cuenta pero que acompañó una conversación distendida, aunque no toda ella con fines de publicación.

    La entrevista propiamente se vino a retomar una mañana lluviosa y fría de verano (clima inglés), y esta corresponsal recibió la gentileza de una taza de café, aunque muy cargada (hubo un momento de preocupación por las palpitaciones) en una robusta cafetera prensa francesa. Cada vez que el texto parecía estar a punto del punto final, pasaba una de estas dos cosas: Shaw, prolífico, publicaba un libro nuevo o se producía una intervención Papal, otro motu proprio o por interpuesta persona que obligaba a concentrarse en el anuncio, invariable en los últimos meses, de otra prohibición desde el Vaticano al culto tradicional católico.

    Shaw preside la Latin Mass Society (LMS), una asociación de fieles católicos dedicada a la liturgia tradicional de la Iglesia, fundada en 1965; y también Fœderatio Internationalis Una Voce, agrupación internacional de organizaciones que conservan y defienden la misma liturgia, fundada en 1967. A pesar de las dudas acerca “de notabilidad general” que encabezan su página en Wikipedia, Shaw es, en el mundo angloamericano, una de las autoridades en el tema de la liturgia católica. Una autoridad tripartita: por convicción, por estudio, por activismo.

    Peregrinación a Walsingham ©John Aron, Archivo J. Shaw

    Una mañana en Brompton

    Shaw es católico, el menor de una familia de esa comunidad particular: de los católicos británicos, una minoría que profesa la religión que fuese mayoritaria hasta la Reforma Protestante, la religión de recusantes, de inmigrantes irlandeses y otros europeos, la de los sacerdotes ex-anglicanos del Ordinariato, recibidos en comunión con Roma por el papa Benedicto XVI. La religión de san Eduardo Confesor y la de san John Henry Newman y otros conversos, como los mismos padres de Shaw: Thomas Donald Shaw, III Barón de Craigmyle y Anthea Esther Rich, Lady Craigmyle. Su nombre completo es Alexander Joseph Ranald. No heredó el título, que le correspondió a un hermano mayor, pero sí el tratamiento de Honorable, y ya eso es bastante responsabilidad.

    Su padre combinó su rol en la Cámara de los Lores con empresa, viajes, navegación y gaitas escocesas. Con una lucha por un tiempo con un problema de alcohol que le obligó a retraerse para recuperarse y, según se lee en los obituarios (falleció en 1998), le caracterizaba afabilidad, humildad y munificencia. Devoto y caritativo, apoyó decididamente individuos en necesidad, organizaciones sociales y religiosas. Fue presidente de la Asociación Británica de la Soberana Orden de Malta y recibió de Juan Pablo II el honor de Comandante Caballero con Estrella de la Orden de Pío IX.

    Fue con su madre que Shaw, de niño, conoció por primera vez la Misa Tradicional. Una Cuaresma, con más buenas intenciones que puntualidad, él y su mamá se propusieron levantarse cada día temprano para el Oficio de las 7:00 de la mañana en la iglesia The Oratory, en la calle Brompton de Londres, una de las más importantes de la capital. Allí, en la Capilla de San Wilfrido, pequeña pero abarrotada, con el sacerdote diciendo la fórmula completa en la distribución de la Comunión, rememora Shaw en el comienzo de su libro The Liturgy, the Family & the Crisis of Modernity (2023) “una experiencia litúrgica profundamente misteriosa, sin dejar de atraerme”.

    Imagen en Misal Romano, Javier Ubeda Nougués, S.J. (1953) ©Ediciones Brepols, Bélgica

    El sacerdote decía una Misa rapidísima, al cabo de la cual se descorrían las cortinas y el ‘misterioso’ Oficio desaparecía de vista, y posteriormente de la agenda de Shaw, hasta que volvió a tener una inesperada experiencia en Nueva Zelanda, cuando hacía su investigación doctoral en Filosofía en la Universidad de Oxford. Una prima que vivía allí le había advertido de “la informalidad” de las ceremonias así que no se imaginó que se encontraría con otra Misa Tradicional un Sábado de Vísperas, cuando llegó, otra vez con retraso, a la Catedral en Christchurch: “Me senté en uno de los bancos de atrás y gradualmente caí en la cuenta de que el sacerdote estaba celebrando en latín, de espaldas a la nave, a considerable distancia”, relata en su libro.

     

    Mientras tanto, en Oxford, el rito tradicional se empezó a oficiar quincenalmente en un centro comunal alquilado por horas para eventos al occidente de la ciudad. Tan insospechado para él, que no lo encontró la primera vez que quiso asistir. Un salón pequeño, con un sacerdote joven que llevaba un altar portátil y se tenía que poner las vestimentas en frente de la gente que acudía. Pero en aquel sitio, Shaw encontró su lugar. El lugar de la celebración litúrgica que resemblaba la que todos los católicos habían tenido siglos atrás, y ciertamente la de sus padres cuando se habían convertido en los años cincuenta. Había llegado ‘a casa’ y había tenido una revelación, como prosigue en su ensayo:

    “Aparentemente algo enorme y extraño le había pasado a la Iglesia en los años inmediatamente anteriores a mi nacimiento. La Institución (…) había sufrido una calamidad que la había desfigurado (…) apenas estaba acercándome a lo que era la Iglesia, verdadera, históricamente, lo que generaciones de católicos habían tenido como normal, en la liturgia y en todo lo demás. A pesar de este escenario tan peculiar, fue lo que vi en el West Oxford Community Centre: una normalidad perdida”.

    Con la promulgación de Sumoruum Pontificum, la carta apostólica motu proprio del papa Benedicto XVI en 2007, sobrevino la llamada “liberación” de la Misa Tradicional católica. Aunque el Papa dijo, generando confusión, que en realidad “nunca había sido prohibida”, para todos los efectos la liturgia anterior a los cambios del Concilio Vaticano II había sido apartada de la vida cotidiana de la Iglesia, y prácticamente del todo desconocida para los católicos nacidos a partir de los años 70.

    Como muchos católicos de su generación, Joseph Shaw estudió en un colegio confesional pero bajo la influencia post-Conciliar en mayor o menor medida. En su caso, Ampleforth, un internado benedictino inglés. Institución de renombre, con un monje rector que gozaba de bastante autoridad académica y social, y una legión de exalumnos famosos. No obstante, con una catequesis deficiente, vaivenes en la doctrina y en la liturgia. En su caso no hubo una crisis existencial ni de fe, como le pasó a muchos de sus compañeros. Después de los estudios secundarios, buscaba misas decentes (es decir que por lo menos no atropellaran la liturgia y la feligresía con desmanes y abusos que se empezaron a cometer y se siguen cometiendo), escuchando la combinación latín y Novus Ordu (el orden de la Misa post-Conciliar). Pero algo profundo le hacía falta hasta que se encontró con aquel grupo que se reunía en el salón comunal de Oxford. Se encontró con el rito que vincula la Iglesia Católica, es decir, universal, con su pasado y devenir.

    Pero no se trataba únicamente de unas formas. Shaw se encontró con un ethos. Pasó de ser un católico conservador a ser un católico tradicional. Sobre el primero, observa los problemas de tipo intelectual y teológico cuando selecciona solamente aquello que quiere ver de la Iglesia y el Magisterio, dejando aparte aquello que es más estricto, usualmente encíclicas y documentos promulgados antes de mediados del siglo XX. “Convertirse en católico tradicional es un proceso de ser dócil: de ver la historia de la Iglesia no con desprecio (la actitud progresista) ni a medias (la actitud conservadora) sino con amor, atención y respeto. Esta actitud puede y debe ser aplicada al Concilio Vaticano II, pero el Concilio es muy diferente cuando se ve en un contexto más amplio que como un ‘super-dogma’ que cancela todo lo demás, tal y como dijo el cardenal Ratzinger”.

    Amparo, y desamparo, en San Benito

    Una parte de esa ‘conversión’ ha estado ligada a los estudios emprendidos por Shaw, en una expansión de su propio campo académico y, actualmente, con su labor más consistente: escribir, y ¡por volúmenes!

    Entre sus libros, The Case for Liturgical Restoration (Angelico Press, 2009-2012), una colección editada por él de artículos elaborados colectivamente por distintos autores, los Position Papers, y que conforman un corpus de información en extenso, pero muy precisa a la vez acerca de la liturgia del Misal del año 1962, que es el que se usa generalmente en las Misas Tradicionales (cuando se pueden decir en estos días). The Liturgy, the Family & the Crisis of Modernity (Os Justi Press, 2023), mencionado antes, una colección de ensayos suyos sobre la liturgia, la familia y la crisis de la modernidad que constituyen un testimonio y comentario de él, como católico tradicional en el mundo contemporáneo, con referencias históricas y abordando temas que incluyen la noción misma de una Misa y de “participar” en ésta, el narcisismo del capitalismo consumista, clericalismo y abusos sexuales, los efectos del Concilio Vaticano II en la Iglesia, rigidez y tradicionalismo, feminización del Cristianismo y otros de debate y suma importancia.

    The Latin Mass and the Intellectuals (Arouca Press, 2023) comprende la historia de las distintas peticiones y campaña para salvar la Misa Tradicional, el llamado ‘Indulto Inglés’ concedido por Paulo VI que permitió que se conservase el rito en Inglaterra y Gales cuando en el resto del mundo había sido suspendido, y la diversidad de firmantes, entre los cuales había inclusive no católicos (como Agatha Christie, Anglicana) y no creyentes (como Jorge Luis Borges). El libro comprende investigación, documentos nuevos, ensayos, comentario, análisis, listas y muchos nombres e información.

    ©Angelico Press

    En 2022 terminó su vinculación con Ampleforth, al cerrar Saint Benet Hall, uno de los centros de estudios y residencia de estudiantes católicos en la Universidad de Oxford, del cual Shaw fue miembro como estudiante y docente. Un cierre lamentado en cierta medida, en cuanto a que fue una institución emblemática de la Universidad pero cuya identidad católica había ido decayendo por años, como lo explicaba Shaw en uno de sus mejores artículos en prensa (aunque doloroso de leer para quienes valoran una presencia distintivamente católica en una Universidad como ésta): Farewell to St Benet’s Hall, acerca de “cómo una institución católica capituló ante los dioses no binarios de la diversidad”.

    Todo esto, sumado a la crisis de la Orden Benedictina en este país que, como otras comunidades religiosas en muchos lugares, ha tenido que enfrentar graves denuncias de  abusos sexuales por parte de clérigos y empleados laicos. Shaw no fue víctima de este crimen, pero al trabajar, adulto, en Saint Benet se encontró con que la Orden usaba el Hall, así como otras de sus comunidades, como el lugar a donde iban a parar algunos miembros involucrados en dichos casos de abusos, o individuos problemáticos por una razón u otra.

    A la desmoralización se sumó una crisis económica que selló el final de Saint Benet, pero en un signo muy diciente, cuando una organización externa ofreció comprar los edificios que la Orden había anunciado que necesitaba vender, y además dotar de recursos al Hall y que éste operase como una institución realmente católica, la Universidad “se sintió incómoda” y no permitió que Saint Benet aceptase la propuesta.

    Como su padre,  Shaw ha estado vinculado a la Orden de Malta. De otro lado, es abstemio pero el ancestro escocés paterno lo exhibe con orgullo. No es difícil encontrárselo vistiendo una kilt en alguna función especial o en la peregrinación anual de verano que encabeza hacia el Santuario de Nuestra Señora de Walsingham, en el condado de Norfolk. Pero es muy poco probable que reciba, por lo menos durante el papado actual, algún mérito honorífico del Vaticano… Ante las nuevas leyes emanadas desde la corte del papa Francisco y otras decisiones explícitas o tácitas que imponen más restricciones al rito tradicional católico, Shaw, como presidente de la Latin Mass Society, ha unido su voz a otras internacionales que replican a lo que es interpretado como acciones injustas y cuestionables por parte de la suprema autoridad de la Iglesia.

    Altar mayor, Misa Tradicional Catedral Westminster, julio 2023 ©El Exquisito

    “The wider picture”

    El caso más reciente de ese tipo de decisiones fue la supresión del Triduum Pascual según el rito tradicional este año 2024, por parte del cardenal Vincent Nichols, ya no solamente en la iglesia St. Mary Moorfields en donde se venía haciendo por más de dos decenios sino en cualquier otra parroquia de la diócesis de Westminster en Londres.

    El purpurado alegó, en su comunicación vía correo electrónico al sacerdote que había elevado la petición de la celebración, que aunque sabía que la noticia afectaría a cierta gente, debía tener en cuenta “the wider picture”, lo cual en español da mucho que decir, en parte porque no suena particularmente elevada espiritualmente ni pastoralmente, sino de atención a cuestiones políticas del poder terrenal en la corte del papa Francisco.

    ¿Cuál será ese cuadro ampliado, ese contexto, esas otras cosas que inciden en una decisión de prohibir a grupos de sacerdotes y fieles de la Iglesia de practicar el rito tradicional católico? No será el documento del Sacrosanto Concilio Vaticano II que habla de “fiel obediencia a la tradición (…) que la Santa Madre Iglesia tiene todos los ritos reconocidos legalmente con igual derecho y dignidad; que desea preservarlos en el futuro” y otros tantísimos pasajes de previos y posteriores documentos como el del entonces cardenal Ratzinger antes de ser elegido Papa, El Espíritu de la Liturgia (2000): “para estimular una verdadera consciencia en materias litúrgicas, es también importante que la prescripción contra la forma de liturgia en uso válido hasta 1970 [la Misa en Latín] debe levantarse”.

    Según el periódico inglés The Catholic Herald, fue tal la afluencia a la Catedral de Westminster durante la Semana Santa este año 2024 que el Viernes Santo se quedaron personas sin poder entrar. Estos fieles se suman, por tanto, a quienes por otros motivos les han sido cerradas las puertas de la Catedral: privados de la  Misa Tradicional de Requiem en noviembre 2023 y de las dos Misas Cantadas Tradicionales de 2024 (la última permitida fue en julio de 2023). Además, como se ha dicho, del Triduum Tradicional en toda la diócesis.

    “Cualquiera que aboga por la continuación de la existencia de esta liturgia o toma parte en ella es tratado como un leproso; toda la tolerancia termina aquí…”, escribió el entonces cardenal Ratzinger en el texto citado antes. Actualmente, existe una sensación de ser marginados de nuevo, precisamente cuando se ha observado un florecimiento del interés y formación de comunidades religiosas y seglares tradicionales, algunas de las cuales han sido obligadas a suspender sus Oficios, acusadas a veces de rezar mal, de retrógradas, o de tener problemas mentales: ésta última es una de las teorías circuladas en el Vaticano en relación con la multitud de católicos que acuden a la Peregrinación Tradicional a Chartres en Francia.

    Dos jóvenes en peregrinación a Walsingham ©El Exquisito

    En este artículo al respecto, publicado en la revista The Critic en 2023, Shaw explica: “… es un tipo de anti-tradicionalismo radical, una opinión que ve todas las prácticas heredadas, obligaciones y relaciones como si lisiaran el espíritu humano. Aquellos que han sido aprisionados en ellas deben ser liberados -por la fuerza, si es necesario- y para siempre las tradiciones se tienen que mantener a raya, como un virus”.

    Algunos eventos son particularmente vulnerables de ser cancelados, porque atraen muchas personas, incluyendo aquellas que quieren descubrir la liturgia antigua de la Iglesia por primera vez, dice Shaw en la más reciente entrevista para El Exquisito.

    Pese a todo esto, él reitera un optimismo de que los tiempos volverán a mostrar el camino de permitir re-conocer, restaurar públicamente la tradición católica: “La Latin Mass Society fue fundada para trabajar dentro de las ‘estructuras de la Iglesia’: maximizar el espacio dentro de la ley de la Iglesia, y con los permisos que sean necesarios”.

    Y su propósito es seguir haciendo esto mismo: “nuestras posibilidades, aunque más limitadas que antes, son todavía muchas. Existen muchas oportunidades devocionales para apoyar (…) Patrocinar música sacra, formar acólitos, investigar, tratar con los medios. Desde el punto de vista de las actividades de la Sociedad, simplemente continuamos”.

    ©Archivo J. Shaw

    Al mal tiempo, buena cara. Nada de drama, sin tonos lastimeros ni auto-compasión. “Sin prisa pero sin pausa” como le gusta a Shaw citar a TS Eliot. Es algo característico suyo y añade, incluso con un toque -¿escocés?- optimista: “Me conforta la historia pasada [de la LMS], que ha visto ciertamente tiempos mucho más difíciles”.

    En la mayoría del mundo católico, las Misas Tradicionales no estaban permitidas entre 1972 y 1984, aunque en Inglaterra y Gales tenían el Indulto. No obstante, “obtener permisos después de 1984 era muy difícil, un poco menos bajo el nuevo ‘Indulto Papal’ de 1988. Inclusive en los primeros años tras el Summorum Pontificum de 2007 era complicado, muchos obispos insistían en condiciones absurdas para dar los permisos para lo que la ley decía que ni siquiera se necesita pedir permiso”. Entre 2007 y 2021 la situación mejoró realmente”.

    Y en ese seguir adelante, también seguir escribiendo. A sus libros se suman conferencias y muchos terabytes de publicaciones en su blog y artículos en medios diversos. También es muy activo en Twitter/X, en donde publica como @LMSChairman, aunque añade a veces un toque personal. Un día publicó sobre el cartel que una agencia de propiedad raíz pusiera en su jardín delante de la casa, sin permiso; y otro día se puede enzarzar en alguna polémica sobre un tema religioso con otra persona, incluso alguien ‘del mismo bando’ [católico, conservadores y tradicionales, laicos, sacerdotes, algún arzobispo]. Twitter es un medio enorme, pero a veces parece una pequeña parroquia en donde comentaristas muy vocales, que a menudo tienen sus historias de afinidad/diferencia en el mundo real, discuten airadamente en línea. No es necesario estar de acuerdo en todo con Shaw para apreciar su vasto conocimiento y dedicación.

    “Es curioso como el movimiento es ahora lo suficientemente grande que tiene sentido emplear tiempo en los asuntos sobre los cuales discrepamos”, dice Shaw. Uno de ellos: la lealtad a un monarca no católico. En diciembre 2023, presentó el libro A Defence of the Monarchy: Catholics Under a Protestant King, sobre el caso en Gran Bretaña y el reinado de Isabel II. También ha participado en libros del doctor Peter Kwasniewski sobre la infalibilidad de las canonizaciones, Are Canonizations Infallible? y otro volumen de gran calibre de ensayos sobre la autoridad papal, herejías, ultramontanismo y límites de potestad: Ultramontanism & Tradition.

    Sacerdotes y coro, Peregrinación Walsingham ©El Exquisito

    ¿Sombreros? más de uno

    Todo esto hace parte de su trabajo como “Filósofo público y escritor freelance”, según se describe en Twitter/X. Pero Shaw tiene, como se dice en inglés ‘many hats’. Muchos sombreros, literalmente: uno estilo Panamá con el que aparece cámara en mano en la fotografía de su blog, y que encabeza este artículo, uno de invierno, uno de explorador en las peregrinaciones bajo el sol, otro estilo Sherlock Holmes el Miércoles de Ceniza, y otros para cada ocasión.

    Y en sentido figurativo “muchos roles”: canta una misa tradicional en Oxford con un grupo masculino que hace la polifonía; y él y su esposa Lucy Shaw educan totalmente en casa a sus hijos. ‘Homeschooling’: la decisión de padres en varios países para evitar la (mala) educación privada o estatal convertida en adoctrinamiento ideológico. Los niños reciben toda la instrucción según un programa que cubre las asignaturas requeridas pero complementadas con otras actividades y el estilo propio de cada hogar, con los papás y tutores escogidos, hasta un nivel avanzado antes de pasar, si es necesario, un año final de secundaria en un colegio y decidir los estudios superiores.

    Shaw no enseña todas las materias pero sí organiza el curriculum familiar, que ya es bastante, si se tiene en cuenta que en la familia Shaw son nueve los hijos. Cierta semejanza entre él y el Capitán von Trapp de la película The Sound of Music (La novicia rebelde), inmediatamente viene a la mente, casi que no falta sino que saque un silbato y reúna a toda la prole alrededor de la mesa.

    Dos grandes actividades dominan sin embargo el calendario personal-familiar de Shaw en el año: la Escuela de Verano Santa Catalina, con niños de varias familias y un programa intensivo de enseñanza clásica -aunque no exclusivamente- y la peregrinación a pie al Santuario de Nuestra Señora de Walsingham, también en agosto, que ha crecido en participantes y cada año demanda más preparación logística. También saca tiempo para leer fuera de la pantalla y de la iglesia. Últimamente, Anti-Judaism: The History of a Way of Thinking, de David Niremburg.

    Y aquí termina este ‘café’. Bastante largo, si se tiene en cuenta que Joseph Shaw no toma café. Algún pecado tenía que tener.