De Belém para el mundo
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Breviario

De Belém para el mundo

La mañana como debe ser. Un café que se muele al momento, el agua caliente, el producto en una máquina reluciente. La escena podría ser en el país vecino, España, pero en Portugal un producto autóctono le pone el sello inconfundible: el pastel de nata. Una delicada mezcla de hojaldre y crema horneada en forma de tartaleta es uno de los grandes regalos lusos al resto del mundo.

Mientras en otros países se intenta copiar (usualmente con más optimismo que éxito), en Portugal es arte local replicado por cientos de locales a lo largo y ancho del territorio nacional. No obstante, el origen es único y como muchas otras recetas dulces, conduce a la cocina de un monasterio. En este caso, el Mosteiro dos Jerónimos, en la iglesia de Nuestra Señora de Belén, Lisboa. Con la revolución y el cierre de las casas religiosas a comienzos del siglo XIX, los monjes tuvieron que vender su receta a una refinería de azúcar cercana, en donde la familia dueña inició su Fábrica de Pastéis de Belém en 1837. Aquella mañana, caminando por la calle de Los Clérigos en la ciudad de Porto, la parada del pastelito fue en la Manteigaria. La canela por encima es opcional.

Mesa Editorial / June 13, 2022