Cara a cara con la historia británica

Cara a cara con la historia británica
Sala Tudor ©National Portrait Gallery
Lina María Aguirre Jaramillo / September 20, 2023
  • La National Portrait Gallery de Londres reabrió en junio 2023 tras tres años de extensas renovaciones. En los nuevos espacios, retratos conocidos, como los clásicos de los reyes Tudor, la familia More, Shakespeare o Lady Beaufort. Y también, entre las novedades, una excelente exposición sobre la fotógrafa Yevonde, pionera del color. Retratos famosos y desconocidos se reúnen en una colección ampliada que merece visitar más de una vez.

    El edificio de la National Portrait Gallery, muy cerca de Trafalgar Square en el centro de Londres, es una construcción de 1896. En ésta, la primera renovación en gran escala, los aspectos más notables son el incremento de espacio público, un ala reformada con nueve elegantes salas dedicadas a grandes piezas de la colección y otra dedicada a la colección contemporánea.

    También se ha creado un nuevo Centro de Aprendizaje para programas educativos. La Galería presenta además un conjunto de nuevas obras encargadas para incorporar a su colección y préstamos de obras de particular relevancia como el de Lady Margaret Beaufort, que pertenece a la colección de St. John’s College de la Universidad de Cambridge. En cuanto a arquitectura, la renovación es un notable resultado de espacios, de adaptación a necesidades actuales, de conservación de elementos clásicos y de aprovechamiento de recursos para la luz y el tránsito.

    En la planta baja, una colección de esculturas saluda al visitante, obras Reaching Out, de Thomas J. Price (2021), Nelson Mandela (Ian H. Walters, 2008) y Louis François Roubillac (atribuido a Joseph Wilton, 1761).

    Esculturas en la entrada ©Gareth Gardner, Nissen Richards Studio

    Las esculturas son un preámbulo de la sección ‘History Makers’ personajes que hacen historia, desde una fotografía en primer plano del rostro del rey Carlos III hasta un tapiz con las imágenes cuatro recolectores de basura trabajando durante el confinamiento por la pandemia en 2020.

    En cuanto a curaduría, la Galería subraya en esta reapertura su intención de ofrecer una muestra amplia en el sentido de incorporar artistas y sujetos muy variados, con un acento en hacer visibles aquellos que no aparecen a menudo en los muros de los museos, aquellos de diversos orígenes étnicos y aquellos que destacan en distintas avenidas de la vida social, cultural, política, económica, deportiva y de celebridades populares de Gran Bretaña.

    Para la entrada principal en la fachada norte, la institución encargó nuevas puertas con paneles en bronce, un trabajo de Tracey Emin, quien creó 45 piezas en bajo relieve con rostros para representar “toda mujer, en el transcurso del tiempo”. En general, las apuestas de la Galería por expresiones artísticas e interpretativas contemporáneas tienen resultados diversos.

    Nuevas puertas bronce, entrada principal ©National Portrait Gallery

    Las puertas de Emin se convierten en una obra siempre a la vista para el público pero queda la discusión sobre su significado y permanencia en el tiempo como creación artística, más allá de la que parece ser una motivación personal-institucional con un implícito mensaje ideológico. La crítica Helen Barrett las describió en la revista The Critic como “no obstructivas” (las puertas). No lo son, se cruzan, pero no necesariamente se fijarán en la memoria.

    Ahora bien, con 1100 obras expuestas, un tercio más que el número que alcanzaba antes de las reformas, el público tiene asegurada una visita con mucho para conocer, re-conocer y apreciar.

    Un célebre retrato, The Family of Sir Thomas More, his father, household and his descendants (1593) de Rowland Lockey continúa siendo uno de los más memorables. El original (que fue destruido en un incendio en el siglo XVIII) fue pintado por Hans Holbein el Joven, y en ese se inspiró Lockey para hacer el suyo, incluyendo siete de los personajes y añadiendo otros cuatro miembros de la familia de Thomas More, quien fuese Lord Chancellor en el reinado de Enrique VIII, acusado de traición y decapitado por él por negarse a aceptar el Acta de Supremacía del rey sobre la nueva Iglesia Anglicana y la separación de Roma.

    El retrato fue probablemente encargado por un nieto, Thomas More II, e incluye cinco generaciones de la familia en un periodo de más de sesenta años. Es un retrato particularmente interesante porque presenta a More (Tomás Moro en español) en su espacio personal, como hombre de familia, con su padre y sus descendientes. Pero, por supuesto, esta presencia es inextricable del hombre político, el pensador, el humanista, el escritor, el abogado.

    Sir Thomas More y Familia, Rowland Lockey ©National Portrait Gallery

    La composición aúna la esfera privada y pública de un hombre que moriría como mártir de la iglesia Católica en 1535 (canonizado en 1935), siendo testigo y protagonista de uno de los periodos más determinantes de la historia británica y de la Iglesia. Así que en el retrato de More, con las imágenes de libros, flores, un instrumento musical, un reloj de pared, una pintura enmarcada y escudos de armas es un retrato de legados: el material y familiar, pero también el espiritual y colectivo, de Gran Bretaña y Europa.

    Los reyes Enrique VIII y Catalina de Aragón, Autores desconocidos ©National Portrait Gallery

    La extensa saga Tudor se recorre en los estupendos retratos exhibidos, como uno de los varios de Enrique VIII, con finísimas cejas, boca y ojos pequeños, mirada atenta, al lado de Catalina de Aragón con la boca cerrada como si lo que quisiera decir no le fuera posible pronunciar; ambas pinturas de autor desconocido, con fecha de 1520.

    Más adelante, dos poderosos retratos ponen también a escasa distancia a las dos jóvenes reinas del siglo XVI que encarnan ideales opuestos en las Islas Británicas: María I de Inglaterra (atribuido a Master John, 1544), la hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, e Isabel I, la hija del mismo rey con Ana Bolena (Autor desconocido, c.1600). La primera, símbolo de la restauración y el Catolicismo y la segunda, símbolo de la nueva iglesia Anglicana y el Protestantismo; y quien permanecería mucho más tiempo en el trono, decidiendo así el rumbo que tomaría oficialmente el Reino, aunque éste, sin embargo, permanecería religiosamente dividido, así fuese de manera clandestina.

    Mary I (izq), atribuido a Master John y Elizabeth I (der), Autor Desconocido ©National Portrait Gallery

    Una tercera mujer aparece también en una de las piezas más admiradas de la colección: el retrato póstumo Lady Margaret Beaufort (c.1510). Descendiente del rey Eduardo III, madre a los 13 años, aseguró la corona para su hijo, el que derrotaría a Ricardo III y se convertiría en el primer rey Tudor, Enrique VII. Presidió el funeral de su hijo y la coronación de su nieto, el joven Enrique VIII. Fue una generosa benefactora, fundó los colegios Christ y St John en la universidad de Cambridge, y una cátedra religiosa en Oxford, entre otras obras.

    Ella ejerció un importante poder político en su tiempo, así que este retrato es un testimonio visual de una mujer que jugó un papel crucial en Europa en el siglo XV y no solamente en lo respectivo a su lugar en la monarquía. Podría decirse que, con ella, empezó la historia que desencandenaría eventos determinantes del siglo siguiente en las Islas Británicas.

    La obra del neerlandés Meynnart Wewyck es un retrato imponente en cuanto la presenta a ella de cuerpo entero (el primero con esta característica conocido en Gran Bretaña) pero de rodillas. Los ojos y el libro de oración abiertos, atentos.

    Lady Margaret Beaufort, colección St John's College Cambridge ©National Portrait Gallery

    La ventana deja penetrar la luz, el escudo de armas indica su condición noble pero Lady Margaret es aquí, principalmente, la mujer piadosa, vestida como vowess, una mujer que, aún estando casada, hace voto de castidad. La poderosa madre y abuela de reyes en oración, dignamente retratada en un espacio austero, en una Inglaterra aún no separada de Roma.

    William Shakespeare, asociado con John Taylor ©National Portrait Gallery

    El itinerario temático lleva al visitante a encontrarse de nuevo con el retrato de William Shakespeare (asociado con John Taylor c. 1610), el genio que inventó el teatro isabelino, con su mirada un poco socarrona que hace cómplice al observador y atrapa su atención. Está el rival, Ben Johnson, y otros tantos nombres que han llenado de letras, drama, música y pintura estas Islas.

    Aparecen también los retratos de participantes de reuniones en las cuales germinaron la curiosidad filosófica, la científica, los descubrimientos, la industria, el Imperio. Piratas isabelinos dan paso a exploradores y colonizadores. Luchadores de causas justas, clérigos y predicadores también abundan, así como estadistas, héroes y heroínas de guerra. Conforme avanza el tiempo, Royal Britannia da paso a Cool Britannia, y a la Gran Bretaña de Carlos III, que yuxtapone tradición y anti-tradición continuamente.

    Arte, ciencia y sociedad ©Gareth Gardner, Nissen Richards Studio

    Entre la formidable colección, un retrato como colofón: Sir Henry Unton (c. 1596). Una composición inusual en la cual el sujeto aparece rodeado de imágenes de su vida, comenzando con escenas de él siendo niño, luego un escolar en Oxford, viajero en Padua y Venecia, soldado, embajador en Francia y anfitrión de veladas en su casa. Su historia prosigue hasta su muerte y funeral.

    Sir Henry Unton, Atribuido a Richard Scarlett ©National Portrait Gallery

    El cuadro se atribuye a Richard Scarlett, quien tenía cargo de heraldo o rey de armas, el oficial que transmitía mensajes importantes, ordenaba las grandes ceremonias y llevaba el registro de la nobleza; y quizá por esa función tan llena de recorridos, parafernalia, de personas diversas, decidió incluir tantos personajes en su cuadro, famosos y otros que probablemente no aparecerían en retratos, pintando una especie de espacio cruzado de la sociedad Tudor, como describe la ficha correspondiente.

    Sala Portrait, Portrait, Portrait!!! ©Dave Parry

    Retratos por triplicado en la muestra Portrait, Portrait, Portrait!!!, con la pintura destacada en el centro del célebre pintor del siglo XVIII Joshua Reynolds, titulada Retrato de Mai – Omai (1776).

    La ecléctica muestra de la Galería, que va de lo soberbio a lo kitsch, deja una sensación de que la curaduría podría afinarse en algunas secciones, y como en otras instituciones culturales, está el riesgo de acomodar partes de la muestra a la agenda ideológica ‘progresista’ del momento.

    Pero esto también hace parte del microcosmos de vida que la Galería tiene como objeto retratar con mirada hacia el pasado, en el presente y hacia el futuro. No solamente se encuentran imágenes, sino que se toma el pulso social, con todas sus tensiones (y con todos sus peinados, escotes, sombreros, trajes de gala, coronas y no pocas pelucas). Y esa es la razón por la cual la National Portrait Gallery de Londres abre sus puertas a un fascinante relato multifacético, de muchas caras, de la historia británica, con sus héroes y heroínas e inevitablemente, algunos villanos.