“Como un sacerdote en el templo de la naturaleza”

“Como un sacerdote en el templo de la naturaleza”
Profesor Alister McGrath ©El Exquisito
Lina María Aguirre Jaramillo / April 12, 2023
  • El profesor Alister McGrath introdujo su presentación en el Festival Literario de Oxford 2023 con una exhortación: “Aprender de y acerca de la naturaleza, no reducida a pedacitos sino como un todo, a participar en ella con una observación más profunda, no como distantes espectadores”; el tema de su libro Natural Philosophy: On Retrieving a Lost Disciplinary Imaginary (2022)

    El distinguido profesor es autor de cincuenta libros, con una larga carrera dirigiendo estudiantes, investigando, literalmente profesando su fe y su vasto conocimiento, ejerciendo de intelectual público y debatiendo como apologista cristiano sobre ateísmo y anti-religión. Con un acento que tiene un ligero rastro de su Irlanda del Norte natal, el profesor hizo un recorrido histórico sobre las relaciones ciencia y religión en la academia y cómo a partir del siglo XII ese mutuo interés se fue forjando de tal manera que todas las disciplinas, de filosofía a geometría, tenían un vínculo lógico con la naturaleza, una forma unificada de aproximarse al conocimiento. No hay que olvidar que lo que hoy se llama Física era originalmente ‘Filosofía natural’.

    “La fragmentación de las disciplinas es un cambio del siglo XIX y un problema hoy en día”. Emerge la figura del científico (una palabra apenas acuñada en 1834 por el historiador y filósofo de Cambridge William Whewell), y los estudios se dividen en áreas que, hacia el siglo XX y XXI cada vez se asemejan a silos completamente aislados uno del otro. El profesor reconoce que, tras la II Guerra Mundial, hubo un fuerte impulso a las ciencias naturales en Inglaterra, como parte de un proyecto de nación, de cohesión social en el cual toda persona pudiera tomar parte, con evidentes aspectos positivos pero que ha resultado también en restarle importancia a lo que, en términos generales, son las humanidades.

    Es una pérdida de horizonte que afecta no sólo el ejercicio académico per se sino también el verdadero impacto del estudio y la investigación. El profesor señala que su libro “no es un ejercicio de nostalgia”, de abogar por un regreso al pasado sino más bien de animar las “conversaciones más amplias, los debates que ya se están sucediendo” sobre la necesidad de recuperar y revitalizar el que él llama un “imaginario disciplinario”, es decir un conjunto de representaciones teóricas con aspectos de distintos saberes.

    ©Oxford University Press

    Es un imaginario no reduccionista, enriquecido con “múltiples mapas superpuestos del mundo”, en donde se encuentran por ejemplo Karl Popper, Galileo Galilei, Johannes Kepler, Albert Einstein, el Robinson Crusoe de Daniel Defoe, Dante Alighieri o Samuel Taylor Coleridge, quien en su Biografía Literaria (1817) explicaba cómo había aprendido, no sin sacrificio, que la poesía tenía “su propia lógica, tan severa como la ciencia”.

    Al aprender de la naturaleza no sólo se aprende de ésta, “sino también de sí mismo”, dice el profesor, resuelto a llamar la atención de quienes, sumergidos en el mundo del siglo XXI, de “superabundancia de información y escasez de sabiduría”, necesitan reconocer que este mismo mundo necesita tanto de ciencia como de poesía, y el conocimiento súper especializado de los fenómenos físicos que ocurren o los desarrollos tecnológicos no lo hace un lugar mejor.

    Una de las frases más repetidas por distintas autoridades, científicos y medios de comunicación durante la pandemia del coronavirus y todavía ahora en algunas partes ha sido “confiar en la ciencia”. Al tener en cuenta los debates que finalmente van saliendo a la luz pública sobre efectos de vacunas, mascarillas y confinamientos, se reafirma la necesidad de cuestionar la suposición de la ciencia como primera, única y última respuesta en un mundo que padece las consecuencias de una disociación de saberes como la que el profesor aborda en su libro.

    El propósito de un imaginario filosófico-natural para reconstruir es ciertamente un desafío, pero no uno imposible de concebir para un hombre que tiene tres doctorados (en Teología, Ciencias y Letras), con una carrera iniciada en química, seguida de biología molecular, pasando hacia teología, ordenándose en el camino como sacerdote anglicano y dictando prestigiosas cátedras en las universidades de Oxford y Cambridge, como la de Profesor de Divinidad (establecida en 1597) y la de Andreas Idreos de Ciencia y Religión, la cual ocupó hasta su jubilación en 2022; sin que por ello haya dejado de investigar, escribir, profesar, discutir, mientras alterna algunos versos en sus conferencias, para beneficio del público dentro y fuera de los claustros.